El mensaje del párroco de Chepes tras la muerte del papa Francisco: “Consternado por la partida de nuestro pastor universal de la Iglesia Católica

El cura párroco Roberto López de la Iglesia Inmaculada Concepción de Chepes, en diálogo con el diario digital El Cronista Chepes, expresó su tristeza tras conocer la noticia sobre el fallecimiento del papa Francisco en las primeras horas de este lunes 21 de abril. “Estamos Todos consternados y sorprendidos por lo sucedido”, manifestó el sacerdote y adelantó que convocará a la comunidad para realizar un momento de oración en la parroquia local, mientras se esperara algún comunicado del Obispado de La Rioja.

A modo de reflexión, el párroco expreso su gratitud por la enseñanza que nos dejó el papa Francisco, siendo además argentino y latinoamericano. “La verdad que es para dar gracias a Dios por este tiempo que él estuvo como pastor universal de la Iglesia Católica y lo despedimos con mucho dolor”, acotó el religioso, quien tenía previsto viajar hoy a San Juan para un chequeo médico.

El relación a la partida del sumo pontífice a los 88 años de edad, el padre Roberto recordó que “su salud estaba bastante complicada y quizás fue muy pronto para salir nuevamente de forma pública, pero conociendo su forma que tenía de querer estar siempre al lado de la gente y al lado el pueblo, se fue como él lo decía ‘Con olor a ovejas’, porque fue un papa que estuvo siempre al servicio de la gente y no se tomaba vacaciones”

Cómo será el protocolo del Vaticano tras la muerte del papa Francisco

El año pasado el propio Sumo Pontífice aprobó una nueva edición del “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis”, el documento que regula el rito fúnebre de un Obispo de Roma

El Vaticano ha establecido un protocolo detallado para gestionar los funerales del Papa Francisco. La Iglesia Católica cuenta con procedimientos específicos para honrar la memoria del pontífice y garantizar una transición ordenada en el liderazgo eclesiástico.

En noviembre de 2024, Francisco aprobó una nueva edición del “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis”, el documento que regula el rito fúnebre de un Papa. Las modificaciones buscan simplificar ciertos aspectos de la ceremonia y expresar de manera más clara la fe en Cristo resucitado.

Tradicionalmente, la muerte de un pontífice se verificaba con un ritual en el que el camarlengo -un alto funcionario eclesiástico que se encarga de conducir a la Iglesia Católica en los momentos en que no hay un Sumo Pontífice en ejercicio- golpeaba su frente con un pequeño martillo de plata, llamándolo por su nombre de bautismo tres veces. Con la nueva normativa, esta práctica ha sido eliminada, y la confirmación del fallecimiento se realizará en la capilla privada del Palacio Apostólico.

El cuerpo del Papa será colocado en un ataúd de madera con interior de zinc, en lugar del antiguo sistema de tres ataúdes (ciprés, plomo y roble). También se ha eliminado el velatorio privado en la capilla del Palacio Apostólico, por lo que el cuerpo será trasladado directamente a la Basílica de San Pedro, donde permanecerá expuesto en un féretro abierto, sin el uso de un catafalco ni la colocación del báculo papal.

Finalizada la misa, el féretro será trasladado a su lugar de sepultura. Aunque la tradición dicta que los papas sean enterrados en las grutas vaticanas, Francisco dejó expresado su deseo de ser inhumado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.

Luego de la inhumación, el Colegio Cardenalicio inicia el proceso para elegir al próximo Papa. Durante el período de Sede Vacante, el camarlengo se encarga de administrar los asuntos temporales de la Iglesia.

El nuevo pontífice será elegido en un cónclave en la Capilla Sixtina, en cuyo transcurso los cardenales votarán en secreto hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. El voto se consigna en pequeñas papeletas blancas que son incineradas una vez hecho el recuento. Si no hubo un resultado positivo, el humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina es gris. Una vez elegido un nuevo Papa, junto con las papeletas se quema una sustancia que genera un humo blanco -fumata blanca-, señal que le transmite al mundo que hay un nuevo líder de la Iglesia Católica. Éste, posteriormente, es presentado a los fieles desde el Balcón Central de la Basílica de San Pedro, con el tradicional anuncio: “Habemus Papam”.

El Papa, al ser elegido, se distingue de otros clérigos por tres elementos clave en su indumentaria: la sotana blanca, la férula o báculo papal y el anillo del pescador. Cada uno de estos símbolos tiene un significado profundo y refleja su autoridad como líder de la Iglesia Católica.

La sotana blanca, por ejemplo, ha sido una prenda característica de los Papas recientes, utilizada para representar la pureza y el rol de servicio espiritual. En cuanto a la férula papal, aunque también es un símbolo importante, no es exclusiva de un solo Papa. Francisco, por ejemplo, ha usado en ocasiones la misma férula que emplearon previamente Pablo VI y Juan Pablo II, lo que refleja una continuidad en la tradición.

Sin embargo, el anillo del pescador es el único de estos tres símbolos que se diseña de manera exclusiva para cada Papa tras su elección. Este anillo, que lleva grabado el nombre del Pontífice, es una representación de su rol como “pescador de hombres”, una referencia bíblica a la misión evangelizadora de la Iglesia.

Cuando se confirma la muerte de un Papa, se sigue un estricto protocolo que incluye la destrucción del anillo del pescador. Este acto simbólico, realizado tradicionalmente con un martillo, marca el fin de su pontificado. Sin embargo, aunque este proceso ha sido documentado en ceremonias anteriores, el Vaticano no ha confirmado si se realizó en el caso de Benedicto XVI tras su fallecimiento.

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