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Con más emisión, sin dólares y menos crecimiento, Martín Guzmán está frente a otro “supermartes” para renovar deuda

Con precios de default de la deuda en dólares, crecen las dudas sobre la solvencia de los bonos en pesos y se acumulan tensiones en los mercados. El ministro enfrentará otro test clave.

Tras haber cerrado una de las semanas más complejas de su gestión, el martes llegará para el ministro de Economía, Martín Guzmán, la hora de la verdad. O, al menos, un anticipo. El derrape de los bonos en dólares que emitió en el marco de la reestructuración llevó el nivel de riesgo país al nivel previo a esa operación de más de 2.100 puntos básicos. Y aunque no existen fuertes vencimientos de esa deuda hasta 2024, esos títulos cotizan ahora como si la Argentina hubiera dejado de pagarlos. En otras palabras, como si la Argentina ya estuviera otra vez en camino a la cesación de pagos, porque pos canje de 2020, con el ingreso al mercado de los nuevos títulos, JP Morgan bajó el EMBI Argentina en poco más de 1.000 pb, y por tanto los 2.400 pb que tocó el viernes equivalen a unos 3.500 pb de entonces.

La deuda en pesos, en tanto, tampoco tuvo un desempeño mucho mejor: a pesar de la intervención oficial para sostener los precios, también los bonos locales se mantuvieron a la baja y todas las dudas se concentran ahora en la nueva licitación del martes con la que Finanzas buscará los fondos para cubrir vencimientos por unos $235.000 millones. Hasta la semana pasada, la cifra era de más del doble pero la operación de canje destinada a que el Banco Central y otros organismos públicos pudieran descargar los que había comprado para morigerar la caída de precios, descomprimió en parte la presión vendedora.

Sin embargo, se mantiene la tensión. Ocurre que ahora será el turno de los privados de decidir cuánto están dispuestos a prestarle a Guzmán. Y si esa cifra será suficiente para afrontar las necesidades sin recurrir, otra vez, a la maquinita del BCRA.

El panorama es complejo: previsiblemente, los inversores institucionales “regulados” como los bancos y compañías de seguros digan presente, pero la gran incógnita es qué harán los clientes de los fondos comunes de inversión que atraídos por los rendimientos invirtieron el capital de trabajo y optaron, en las últimas semanas, por rescatar ese capital.

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